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Periódico / Internacional

Domingo 6 de julio de 2008

Colombia

¡Abajo el Plan Colombia! ¡Solidaridad con los trabajadores y el pueblo colombiano!

Por Gonzalo Gonzalez


Plan Colombia para la dominación regional

Desde principios de la década del 90, el imperialismo norteamericano comprendió que la implantación del área de Libre Comercio (ALCA) requería su previa "viabilización", a través de planes de intervención política y militar, encubiertas como proyectos de ayuda para el "fortalecimiento institucional" o "combate del narcotráfico". El Plan Puebla-Panamá y el Plan Colombia son en la actualidad las dos principales herramientas del imperialismo norteamericano para hacer pasar sus planes de expolición de recursos naturales, dominación económica y control político en América Latina, en el marco de la disputa entre los imperialismos gringo y europeo en la región.

El Plan Colombia es entonces un proyecto para intentar garantizar la dominación del imperialismo norteamericano sobre la región, a través de un plan sistemático de golpear a los trabajadores y campesinos, extremando la lucha de clases mediante métodos de exterminio, desaparición y desplazamiento forzado. Para muestra un par de cifras que desnudan "el conflicto" colombiano que Uribe y el imperialismo se empeñan en esconder: de acuerdo a Amnistía Internacional1, entre 1991 y 2007, se contabilizaron más de 2.300 asesinatos y desapariciones de sindicalistas y activistas obreros en Colombia, con evidencias que inculpan, en más del 90% de los casos, a paramilitares ó cuerpos de seguridad del Estado. En muchos casos existen denuncias formales por pagos, de parte de empresas multinacionales, como Coca-Cola o la minera Drummond Company o incluso empresas nacionales como Ecopetrol, a paramilitares para "financiar" estos asesinatos. Igualmente, en el campo, se contabilizaron en 4 millones de hectáreas las tierras arrebatadas a los campesinos pobres y se estiman entre 3-4 millones los desplazados internos, lo cual sitúa a Colombia como el primer país del mundo en desplazamiento interno, por encima de países en situación de ocupación militar y guerra civil, como Irak, Afganistan y El Congo2.

Mientras esto ocurre, Colombia está de hecho ocupada por más de 3.000 militares y mercenarios gringos enrolados en el Plan Colombia, y actualmente se discute abiertamente la posibilidad de convertir la base aérea de Palanquero, a orillas del río Magdalena, en una unidad militar norteamericana. Palanquero formaría parte, junto con El Salvador, Aruba, Curazao y Guantánamo, de las cinco bases que conforman el esqueleto militar norteamericano en América Latina3.

Este plan imperialista se ha visto fortalecido con la política de "seguridad democrática", desplegada por Álvaro Uribe desde su ascenso al poder en 2002. Con ella, llega a su clímax la violencia paramilitar, a la par que se avanza en el desmontaje de la seguridad social, el sistema de pensiones, recortes masivos de presupuestos a salud y educación, privatización de empresas públicas y otorgamiento de licencias a multinacionales mineras, petroleras y agroindustriales. Es decir, los paramilitares asesinan sindicalistas y desplazan a campesinos de sus tierras, para que luego el gobierno las entregue a las empresas. O sea, la cara más cruda y realista de una política de "facilitar las inversiones privadas", como coronación de un avance, a sangre y fuego, sobre los trabajadores y campesinos.

La guerrilla: ¿cómo debemos analizarla los socialitas revolucionarios?

La guerrilla en Colombia surgió como expresión de la resistencia campesina a la violencia terrateniente. Tiene razones históricas y una fuerte base de origen campesino. Por ser un foco de resistencia a los planes del imperialismo y a la oligarquía colombiana, defendemos a la FARC frente a la orgía de terror fascista y paramilitar que encabezan Uribe y el ministro Santos y defendemos su derecho a ser considerada fuerza beligerante.
Sin embargo, es preciso decir que la guerrilla de las FARC, con influencia del Partido Comunista Colombiano, ha desarrollado una política reformista, cuando no abiertamente contraria a las aspiraciones de los trabajadores y el pueblo pobre. Su política sin delimitaciones de clase, llamando a alianzas con sectores "patrióticos" de la burguesía, no son la salida a la guerra que una burguesía guerrerista, apoyada por el imperialismo, le plantea a los trabajadores colombianos. Vinculada a esta política, su método, que privilegia las necesidades del foco guerrillero sobre las demandas de los trabajadores y el pueblo pobre, ha sido impedimento para el desarrollo de una alternativa política independiente de los trabajadores. Esta es una posición que los socialistas revolucionarios siempre hemos mantenido y que es primordial explicarla para contribuir al debate que se hacen los jóvenes y luchadores honestos en torno a esta forma de lucha.

Una política socialista y revolucionaria para Colombia

Los socialistas revolucionarios tenemos que denunciar primero al imperialismo yanqui y a su aliado abyecto, el gobierno colombiano. Pero, no podemos dejar de decir que la política de los gobiernos "progresistas" latinoamericanos es un obstáculo en la lucha de los trabajadores de Colombia. En días pasados, Chávez llamó a las FARC a desmovilizarse por estar "fuera de moda" y por "dar excusas al imperio para amenazarnos"4, lo cual evidenció un "pragmatismo" político repugnante, ya que pasó de pedir reconocimiento político para las FARC en marzo, a solicitar prácticamente su rendición en junio. Esta posición de Chávez, además de evidenciar inconsecuencia, es contrarrevolucionaria, pues, para privilegiar su reacomodo frente a Uribe y el imperialismo, cuestiona el derecho del campesinado a defenderse con las armas ante un gobierno guerrerista, abiertamente proimperialista, asesorado y armado hasta los dientes por los gringos, además que, justamente en el momento en el que más éxitos viene teniendo la política guerrerista de Uribe, que ha usado desde ataques en territorio de otros países, hasta legalización de la pena de muerte al pagar millonarias recompensas a quienes asesinen a jefes guerrilleros; justo en esa ofensiva de Uribe, Chávez se suma al pedido de rendición incondicional de la guerrilla. No por casualidad la Revista Semana, del grupo editorial El Tiempo (propiedad de los Santos, ministros de Uribe) dice que "Chávez pide liberación a las Farc a cambio de nada...es un giro de 180º en su política hacia Colombia".

No muy lejos de esas posiciones, el Polo Democrático Alternativo, la principal fuerza política colombiana disidente a Uribe, de centro izquierda, proponen una Asamblea Constituyente limitada a una reforma política del régimen, sin plantear los temas de fondo, mientras que, siendo dirigentes de importantes sindicatos y gremios, no llaman a la movilización de los trabajadores, contra un plan que –como vimos arriba- busca precisamente acallar su capacidad de reacción y organización.

Mientras no intervengan los trabajadores y el pueblo, con su movilización de calles, no habrá solución revolucionaria de la crisis. Proponemos a los trabajadores de Colombia y de toda América Latina movilizarnos por:

¡Abajo el Plan Colombia!, ¡Fuera las tropas y asesores gringos de Colombia y América Latina!, ¡Fuera Uribe y su gobierno paramilitar!, ¡No a la base militar gringa en Palanquero!, ¡Expropiación de terratenientes y narcotraficantes!, ¡Castigo a los paramilitares e indemnización de víctimas y desplazados!

Notas

1 Amnistía Internacional, "Sindicalismo en Colombia", 2007.

2 ACNUR-ONU, 2008, según Revista Semana, Junio 18 de 2008.

3 Revista Cambio, Junio 6 de 2008

4 Programa "Aló Presidente", Junio 8 de 2008





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