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Periódico / Internacional

Martes 6 de marzo de 2012

CHILE

La lucha de Aysén y la crisis del régimen neopinochetista

Por Nicolás Miranda


Lea la versión completa de este artículo aquí, presentamos a continuación una versión extractada

En el lejano sur de Chile, a 1.500 Km. de su capital Santiago, en la Región de Aysén, se lleva 3 semanas de una lucha que alcanza hasta la localidad más pequeña (…) La lucha de Aysén le cambió la agenda política al gobierno. Sus demandas motoras, principalmente la lucha contra la carestía de la vida y el autoritarismo centralista, hacen de esta lucha otro episodio en las luchas que, con las movilizaciones estudiantiles del 2011 y la lucha de Magallanes (vecina a Aysén), se vienen desarrollando en Chile contra toda la herencia pinochetista que los gobiernos de la Concertación y la derecha conservaron y profundizaron, y que muestran una tendencia que llegó para quedarse. (…)

La lucha por demandas locales que tienden a una lucha contra toda la herencia pinochetista

Partió con la lucha de los pescadores artesanales contra la Ley de Pesca que privatiza los recursos del mar a favor de los grandes grupos económicos. Rápidamente se extendió a una lucha en toda la región contra la carestía de la vida y el autoritarismo. Los salarios de hambre que reinan en Chile se mezclan en esta zona extrema con el alto costo de la vida que es 30% superior al resto del país: el combustible es más caro y encarece toda la vida, no hay construcciones viales porque no son rentables en un país donde todo está privatizado, las empresas imperialistas depredan sus recursos naturales (el agua principalmente), no hay universidades y sus jóvenes deben migrar a otras regiones. (…)

Estas demandas locales son expresión de la herencia del pinochetismo, mantenida y profundizada por los gobiernos de la Concertación y la derecha. Las demandas de los pescadores fueron desoídas por la Intendenta, que estaba de vacaciones. Pronto comenzarían las movilizaciones. Todas las rutas y caminos de acceso a las ciudades y localidades fueron tomadas y cortadas. Las barricadas se extendieron por las dos principales ciudades: Coyhaique y Puerto Aysén. Se declaró un paro regional de los empleados públicos. Las marchas se suceden casi diariamente. Son los manifestantes los que deciden si se puede transitar o no. Y para negociar sus demandas, rechazaron a la Intendenta y exigieron la presencia de ministros del Gobierno.

Aunque el Gobierno se vio obligado a enviar dos ministros para la negociación, en la que se llegó a acuerdo en 1 de los 11 puntos de las demandas, su respuesta inmediata fue la más dura represión. El gobierno mandó destacamentos desde otros lugares para la represión de las movilizaciones (Fuerzas Especiales) de la policía (Carabineros), militarizando la región, y generando un estado de sitio de hecho. La decisión es aplastar la lucha (…) Toda esta represión no frenó la lucha en las calles. Por el contrario, se fortaleció para enfrentar la represión. En lo que ya se llama “la batalla del Puente Ibañez” en la ciudad de Puerto Aysén, trabajadores, jóvenes y mujeres hicieron retroceder y dispersarse a Carabineros.

Pero la enorme fuerza de la lucha en las calles de Aysén, tiene un peligro que puede llevarla a la derrota (…) Lo que aparece como la mayor fuerza de la lucha, es su mayor debilidad. A las demandas de los pescadores artesanales, no sólo se unieron los trabajadores, jóvenes y pobladores. También lo hicieron los empresarios locales, persiguiendo sus propios intereses: la rebaja del costo de los combustibles, para aumentar sus ganancias. Y también lo hicieron los partidos empresariales de la Concertación y la derecha, en un año de elecciones y en medio de la crisis de sus partidos, que los tiene fragmentados y divididos. (…) Su mayor preocupación es terminar con las movilizaciones, y obtener algunas migajas para que no se desarrolle como una lucha abierta de los trabajadores y el pueblo contra sus salarios de hambre y sus partidos de la Concertación y la derecha. Al momento de escribir estas líneas, se desarrollaba la primera reunión con el ministro de Energía, que fracasó por su exigencia de suspender las movilizaciones para iniciar el diálogo y la imposibilidad de los dirigentes de satisfacerlo: “la exigencia del ministro no se puede cumplir, porque no tenemos nada que ofrecer a la gente para desarticular las tomas”, declaró (…) Están llevando la lucha de los trabajadores y el pueblo de Aysén a un callejón sin salida. (…)

Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios planteamos que para evitar negociaciones por arriba es necesario pasar de las reuniones de dirigentes a poner en pie una Asamblea Obrera y Popular,sin empresarios ni sus partidos de la derecha y la Concertación. Con delegados revocables y rotativos de las barricadas, de las juntas de vecinos, de cada lugar de trabajo, de cada lugar de estudio y garantizando que todas las negociaciones sean públicas, que las decisiones las tomen estos delegados, y que todas las demandas sean cumplidas. Para llevar esta lucha hasta el final y conseguir todas las demandas hay que convocar a un paro regional indefinido de todos los trabajadores de la Región (…)





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