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Periódico / Mujer

Martes 9 de septiembre de 2008

Mariátegui y la cuestión de la mujer

DE LA EDAD DE PIEDRA A LA EDAD DE AMAUTA (1)

Livia Vargas


Los Derechos del Hombre,
como una vez he escrito, podían
haberse llamado, más bien Derechos
del Varón. La democracia
burguesa ha sido una democracia
exclusivamente masculina

José Carlos Mariátegui

Para los comienzos de la vida intelectual
y literaria de José Carlos
Mariátegui, su visión de la mujer
podría considerarse no menos
que conservadora. Durante su
«edad de piedra» –período de la
vida de Mariátegui que llega hasta
su primer viaje a Europa y que
fuera llamado de esta manera por
él mismo–, dedicó varios artículos
periodísticos, cuentos y hasta dos
obras de teatro al «mundo femenino
». Sin embargo, la mirada desde
la cual era abordada la cuestión
femenina y feminista, expresaban
un claro tamiz conservador
y patriarcal, propio del Perú de la
época. En sus artículos, muchos
de ellos dedicados al tema de la
moda, la mujer era concebida, o
en su imagen inmaculada, o en su
imagen seductora, pecadora; la belleza
femenina era exaltada como
una de las grandes cualidades de la
mujer; asimismo, menospreciaba
cualquier cualidad e interés intelectual
o político en ella.

En un artículo titulado «La semana
de Dios», que sería publicado el 8
de abril en el diario La prensa, Mariátegui
escribe: «De la evolución
femenina, que cada día mayores
triunfos conquista, no tendremos
aquí seguramente, el afán de las
mujeres por obtener el derecho
de votar, ni la fiebre por dedicarse
a profesiones liberales. Las
mujeres limeñas, serán siempre,
deliciosamente inútiles y frívolas.
Y así también, serán siempre
adorables»2. Nótese el claro desdén
hacia cualquier manifestación de
la mujer como sujeto político. Para
el Mariátegui de «la edad de piedra
», lo valioso en la mujer limeña
era precisamente su inutilidad y
su belleza. Incluso fustigará con
dureza al feminismo, en un artículo
escrito por él en el año 1915, a
propósito del Congreso Femenino
Internacional de La Haya, mejor
conocido como Congreso Femenino
por la Paz: «Yo no concibo a
la mujer abandonando el ritmo
encantado de su vida y tornándose
vocinglera, corre-calles y exaltada
como uno de nuestros capituleros
criollos. Es tanta mi devoción por
la armonía, por la gracia de sus
actitudes, que la prefiero cien veces
frívola y loca que adoptando
el ademán hierático y doctoral
de la mujer letrada, abstraída en
la contemplación de tremendos
problemas científicos. Y dicho
esto, piense el lector como he
de detestar a esas marimachas
desgreñadas, empeñadas en la
conquista de un derecho tan prosaico
y vulgar como el voto. A todas
las sufragistas me las imagino
nurses histéricas, a cuyos oídos
ninguna voz caritativa deshojó
jamás la flor de un requiebro».

Sin embargo, de este Mariátegui
conservador, machista y patriarcal,
pocos años después devendrá un
Mariátegui completamente comprometido
con la causa feminista,
es decir, un Mariátegui convencido
de la necesidad de la mujer por
librarse de la opresión a la que
ha sido sometida durante cientos
de años. Es el mismo Mariátegui
que se adherirá a la Tercera Internacional
Comunista y defenderá
el programa y los postulados del
marxismo. Su consideración de la
cuestión de la mujer y del feminismo
será abordada a partir de una
clara concepción marxista. Para
Mariátegui, que otrora cuestionara
las luchas de las mujeres por la
conquista de sus demandas, comportará
una importancia histórica
central la incorporación de estas al
ámbito político.

La consideración de que el feminismo
manifieste una efervescencia
en el Perú tiene, para Mariátegui,
una explicación histórico concreta;
este hecho surge precisamente
porque las formas de trabajo intelectual
y manual en la mujer han
variado. El feminismo peruano
estará encarnado en las mujeres de
las fábricas, en las estudiantes, en
las profesoras universitarias; pero
también estará encarnado en sectores
de la burguesía. Es por esto
que Mariátegui, con acierto –aun
cuando sea defensor de la idea de
que el feminismo en sí mismo, es
revolucionario–, mantendrá la tesis
según la cual el feminismo no es
unívoco, sino que, por el contrario,
manifiesta distintas tendencias de acuerdo a su carácter de clase.

En su artículo «las reivindicaciones
feministas», escrito en diciembre
de 1924, dirá lo siguiente: «Se pueden
distinguir en el feminismo tres
tendencias fundamentales, tres
colores sustantivos: feminismo
burgués, feminismo pequeñoburgués
y feminismo proletario.
Cada uno de estos feminismos
formula sus reivindicaciones de
una manera distinta. La mujer
burguesa solidariza su feminismo
con el interés de la clase conservadora.
La mujer proletaria consustancia
su feminismo con la fe
de las multitudes revolucionarias
en la sociedad futura. La lucha de
clases –hecho histórico y no aserción
teórica- se refleja en el plano
feminista. Las mujeres, como
los hombres, son reaccionarias,
centristas o revolucionarias. No
pueden, por consiguiente, combatir
juntas la misma batalla. En
el actual panorama humano, la
clase diferencia a los individuos
más que el sexo»3.

Y es que para Mariátegui, al igual
que para todo marxismo revolucionario,
la emancipación de
la mujer no es posible dentro
del marco del capitalismo. Por
el contrario, el orden social burgués
contiene, en sí mismo, la
perpetuación de la opresión de la
mujer, su carácter es patriarcal,
sus valores y su estamento moral
ha sido concebido para mantener
«la organización social de la sociedad
». Así, quienes defienden
un feminismo enmarcado dentro
del orden burgués establecido,
aspirando solo a reformas tímidas,
desconocerán el hecho de que la
explotación capitalista lleva consigo
y de la mano la opresión de la
mujer; desconocerán el hecho de
que la emancipación de la mujer
no es posible mientras persista la
explotación capitalista.

Notas

1 A propósito del libro de Sara Beatriz Guardia,
José Carlos Mariátegui. Una cuestión
de género.

2 Cita tomada del libro de Sara Beatriz
Guardia, José Carlos Mariátegui. Una visión
de género, Lima, Librería Editorial Minerva,
2006.

3 José Carlos Mariátegui, «Las reivindicaciones
feministas», Mundial (Lima), 19 de
diciembre de 1924. Tomado de Marxists
Internet Archive, http://www.marxists.org/
espanol/mariateg/1924/dic/19.htm





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