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Periódico / Nacional

Lunes 3 de agosto de 2009

Por la unidad de las filas obreras

Por la autoorganización y la independencia del movimiento obrero

Por Máx Trinidad Cerén


En este sentido, nosotros consideramos que en el actual momento cuatro cuestiones están a la orden del día para avanzar en la unidad de las filas obreras: a) la lucha por la plena democracia obrera, b) la lucha por barrer a la burocracia sindical de los organismos de clase de los trabajadores, c) la coordinación y centralización de las luchas en curso desde las bases con un plan de movilización para alcanzar nuestras demandas en la perspectiva de conquistar organismos superiores de la clase obrera, y d) la lucha por la total independencia de los sindicatos y la central con respecto a los patronos, el Estado, el gobierno y aquellos partidos políticos que pregonan la conciliación con las clases enemigas de los trabajadores, es decir, una pelea implacable por la real independencia política de los trabajadores. Con esta política como se puede avanzar en una verdadera potente unidad de las filas obreras.

Luchar por la democracia obrera significa que en las asambleas, como organismos soberanos, se pueda destituir y revocar a los dirigentes, es decir que la que manda es la base, contra el verticalismo de los sindicatos que imponen la mayoría de las corrientes políticas; significa la implementación de comités de fábrica donde sean los propios trabajadores que decidan desde sus puestos de lucha. Las asambleas, las discusiones públicas, la elección de delegados y voceros revocables, la elección de comités de conflicto, las movilizaciones, y las huelgas, esas son las herramientas para arrastrar al conjunto de la clase trabajadora a la lucha. Los sindicatos y fracciones clasistas, deben luchar por imponer estos métodos en los lugares de trabajo, como mecanismos para resolver las cuestiones importantes. La independencia con respecto del Estado y del gobierno no debe quedar en una simple frase vacía. Los trabajadores debemos confiar única y exclusivamente en nuestras propias fuerzas si queremos ir hasta el final en la lucha por nuestras demandas fundamentales y por nuestra unidad. Esta es la primera condición para defender consecuentemente nuestros intereses. Sobre esta base es que está planteado luchar hoy la unidad del movimiento obrero y batallar por una nueva dirección democrática y combativa del movimiento obrero. La gran clave hoy en el actual proceso político que atraviesa el país es que la clase obrera intervenga en forma independiente con sus propios métodos de lucha levantando su propio programa en alianza con todos los sectores explotados como los campesinos, los inmensos sectores pobres de las ciudades y el resto de los oprimidos y explotados. La unidad y la coordinación con los demás sectores es una necesidad para triunfar. Esta política debe estar ligada a la estrategia de impulsar la autoorganización de los trabajadores, y el desarrollo de los organismos de democracia directa.

Mientras somos los campeones en la lucha por la unidad de las filas obreras, debemos tener una política ofensiva y consecuente para terminar de barrer a la burocracia sindical. Es necesario luchar por la independencia del movimiento obrero en general y por la formación de fracciones revolucionarias en los sindicatos en particular que, a la vez que defendemos la unidad del movimiento sindical, seamos capaces de luchar por una política de clase y una composición revolucionaria de los mismos. Hay que dirigirse a los millares de trabajadores de aquellos sindicatos que controla la burocracia abiertamente gobiernera, como también hacia millares de trabajadores cuyos sindicatos aún son controlados por la burocracia cetevista para terminar de liquidar a esa podrida burocracia.

La unidad que exige la realidad solo la pueden garantizar la organización y coordinación de los trabajadores en lucha, desde cada lugar de trabajo hasta regional y nacionalmente. Planteamos la unidad de las filas obreras en la lucha, la necesidad de coordinar y unificar las luchas en curso para golpear con un solo puño y hacer sentir la voz de los trabajadores en la arena nacional de manera independiente. Esta unidad se puede comenzar a lograr con organizaciones que representen a todo el colectivo de trabajadores a nivel de una empresa que ya significaría un cambio enorme en relación a que la mayoría de los establecimientos sin organización gremial, no sólo de pequeñas empresas sino de las grandes o medianas. Allí, entonces es que vemos la necesidad de impulsar Comités o Comisiones de fábrica, con delegados por la base. Y esto tiene un contenido estratégico y no sólo táctico, porque puede estar planteado que las organizaciones de base del movimiento obrero y los sindicatos que hayamos conquistado en un primer período, se coordinen entre sí y superen las fronteras gremiales, corporativas de las época de “paz”, donde el obrero de una ensambladora lucha por su convenio y el autopartista automotriz por el suyo. Es decir que mientras los capitalistas manejan la producción en su conjunto, la organización sindical bajo las direcciones burocráticas separa el auto de las ruedas.

En Sidor, por ejemplo, los que formamos parte de la Tendencia Clasista Revolucionaria impulsada por la LTS y obreros independientes, venimos luchando desde esta perspectiva. Estamos luchando por organizar a los trabajadores desde la base, sacando las lecciones de las recientes luchas que nos permita avanzar en un verdadero movimiento clasista, independiente de patronos y del gobierno, que practique y promueva la democracia obrera como mecanismo de organización de los trabajadores. Por eso, hemos decidido concentrarnos en la organización de los comités de delegados, desde la base, porque es desde allí que tenemos que sacar las fuerzas para armar ese movimiento y luchar por una nueva dirección del movimiento obrero. Parte de la necesidad de plantearnos una forma novedosa en la organización de los trabajadores, con un verdadero contenido de democracia directa. Será al calor de la lucha y de la actividad con el máximo de claridad que estos comités irán transformándose en verdaderos órganos de lucha, de la democracia directa. De esta manera este tipo de organización son los embriones de verdaderos órganos revolucionarios que serán el instrumento necesario para cohesionar y fortalecer la lucha contra el despotismo del capital.
De desarrollarse esta dinámica, sería, entonces, el pasaje del comité de fábrica a los consejos obreros y populares, o el nombre o las formas que adquieran, de la clase trabajadora, de disputar el poder en el ámbito de la producción a un nivel superior, de la clase trabajadora como clase dirigente de las otras clases explotadas y a empezar a establecer un principio de doble poder ante el Estado capitalista, organizaciones de todas las capas de los trabajadores y los pobres. Nuestra estrategia como organización revolucionaria es que organizaciones de este tipo, que expresen el frente único de todos los explotados, se extiendan al calor del ascenso obrero y se centralicen, una estrategia que les permitirá a los trabajadores y el pueblo ligar crecientemente la resolución de sus demandas democráticas a la lucha por el poder.

Una propuesta concreta

En este sentido el actual momento, tenemos una propuesta concreta a los compañeros de las diversas organizaciones políticas y sindicales, en especial a referentes sindicales como Chirinos como así también a todos los sectores combativos, a sumar nuestras fuerzas e influencia en el movimiento obrero para constituir un polo nacional antiburocrático, antigubernamental y anticapitalista a las corrientes clasistas y de la independencia de clase, que se convierta en un punto de atracción de los nuevos sectores que se predisponen a luchar.

En este sentido somos los impulsores del mayor frente único obrero posible en el actual momento. Un polo de estas características, estaríamos en condiciones de convocar un gran Encuentro Obrero que permita concretar una verdadera y poderosa coordinación nacional de las luchas y organismos obreros, cuya composición fundamental sea de delegados y delegadas escogidos en asamblea, de manera tal que responda a la disposición de lucha que hoy muestran los sectores más activos de nuestra clase. Como explicamos en este texto, debemos reconocer, sobre todo, que hoy los sindicatos organizan a un sector importante pero minoritario del conjunto de la clase trabajadora, la mayoría se encuentra fuera de los sindicatos y en peores condiciones de explotación. Por eso un paso importante para fortalecer y ampliar la unidad de las filas obreras es luchar por un Encuentro Nacional de Delegados de base donde confluyan tanto los trabajadores sindicalizados como los que no lo están. Que vengan delegados y delegadas de los más amplios sectores de trabajadores, electos en asambleas y con mandato de las bases, para dotarse de una verdadera coordinación nacional de lucha obrera y un plan de movilización permanente para hacer frente a los ataques patronales, del gobierno, y los planes desarticuladores de la propia burocracia sindical. En un encuentro así, los socialistas revolucionarios bregaremos porque se asuma una política obrera independiente, que al contrario de los acuerdos y la convivencia con las burocracias sindicales serviles a los empresarios o al gobierno, se plantee la lucha hasta el final contra los explotadores.

Como vemos, esta política que impulsamos desde la LTS, es completamente diferente a las que se impulsa de organizaciones que se reivindican de izquierda que sigue a la saga de los acuerdos con las burocracias más conciliadoras con el proyecto nacionalista burgués del chavismo, o ahora, hasta con acuerdos con sectores de la burocracia sindical opositora que se quiere reciclar. Pero también se diferencia profundamente de la que impulsan diversos dirigentes sindicales, atados a un sindicalismo de desespero por ganar referentes sindicales a cualquier costo con acuerdos muchas veces con sectores reconocidamente burocráticos, como es el caso de Solidaridad Laboral. Por eso afirmamos que los trabajadores necesitamos forjar nuestra propia salida. Es necesario un programa que unifique las filas de la clase obrera, la convierta en dirigente de las demandas democráticas más radicales y las eleve mediante la autoorganización y el armamento a la lucha por un gobierno propio de los trabajadores. La lucha por el frente único obrero y por demandas que tiendan a soldar la alianza obrera y popular, muestran el complejo pero apasionante proceso de constitución de un partido revolucionario. Separados de este norte, todos estos aspectos que señalamos, incluso pasos que serían muy progresivos como la constitución de un polo nacional de independencia de clase tienen valor sólo táctico, ya que de lo que se trata es de forjar una dirección revolucionaria de la clase obrera para vencer.





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